13 octubre 2011

Un jamón calibre 45

Así tituló el escritor argentino Carlos Salem, radicado en España, su última novela negra.

¿De qué se trata Un jamón calibre 45?

Dice la gacetilla:
Han pasado seis meses desde que Nicolás Sotanovsky, treintañero argentino, llegó a Madrid huyendo de un desengaño amoroso y decidido a escribir una gran novela. Pero no ha escrito una línea y dejó pasar este tiempo rodando de bar en bar y de mujer en mujer. Cada viernes por la mañana se presenta en Correos, a esperar una carta de Ella que le de motivos para volver a Buenos aires, aunque sabe que esa carta nunca llegará. Para colmo, su última novia acaba de echarlo a la calle, tras reemplazarlo (en su vida y en su cama) por un sociólogo africano con pinta de guerrero watusi. Por suerte, Nicolás tenía un Plan B. Hace unos días un compañero ocasional de copas le ofreció las llaves del piso de la pelirroja Noelia, que estará fuera de la ciudad durante meses. Allí Sotanovsky podrá por fin escribir su novela. Su suerte, se dice, comienza a cambiar. Pero no para bien.


Tapa: RBA

Se publicó en Madrid esta semana y me sorprendió realmente el tinte chandleriano de cada frase, cada palabra.

Les comparto un fragmento del inicio de la novela:


“Tres palabras: jodido, pero contento. Así me sentía ese viernes por la mañana mientras
caminaba hasta Correos con la mochila a la espalda y los bolsos cruzados. Mi sombra se estiró en la vereda casi desierta y pensé que si me ponía un sombrero iba a parecer el chino de Kung Fu. Yo era muy chiquito cuando pusieron la serie en la tele, pero después la repitieron tantas veces que me la sabía de memoria. Las series siempre se repiten. Como las despedidas.

Me moría de sueño. Había pasado la noche en los bares de Malasaña, que en seis meses en España se habían convertido en las provincias de mi patria provisional. Pude dejar los bolsos en cualquiera de ellos y volver a buscarlos después, pero preferí acarrearlos de un bar a otro y entrar de día en mi nueva casa. No quería llegar como un perro apaleado. Una voz enana en mi cabeza preguntó que cuál era la diferencia y la mandé a cagar. Volvió al ataque sugiriendo que a lo mejor ya era hora de usar el pasaje de vuelta a la Argentina y no supe qué contestar.
Seguían siendo tres palabras, pero a lo mejor tenía que cambiar el orden.

Contento, pero jodido."

Salem combinó en un tubo de ensayo los componentes del estilo de Raymond Chandler con ese toque argentino que no puedo explicar, pero que se lee, está ahí.

¿No me digan que no dan ganas de seguir leyendo? Habrá que esperar que llegue a Argentina y pueda saltar esa barrera "protectora" llamada Aduana.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

No hay comentarios: