Su visión del género literatura de crímenes me interesó. Para Abós es una suerte de condensación que se ha dado entre la rama inglesa (de enigma) y la posterior norteamericana (hard boiled o policial negro).
Lo explica así:
La literatura criminal comprende todo: la crónica periodística, el testimonio, la ficcionalización de la historia, la indagación en la mente criminal, el juego intelectual... Como narrador, en mis cuatro novelas y dos libros de cuentos publicados y en la novela que publicaré en 2009, he tratado de desarrollar estas ideas.Esa novela que menciona, acaba de publicarla en marzo Alfaguara y se llama Kriminal tango.
En la revista ADN Cultura, Abós relata los orígenes, fundamentos y desafíos de su novela.
Una novela sobre la ciudad asesina
(Álvaro Abós para ADN Cultura, 27 de marzo de 2010)
A pesar de hablar de la literatura de crímenes como si fuera un género madre que lo tiene bajo su ala, Abós admite que Kriminal tango está inscripta en el género policial.
Más allá del backstage de la novela, su artículo es interesante por la reflexión que ofrece sobre un género que desde hace tiempo aparecen en los rankings de más vendidos (Camilieri, Mankell, Stieg Larson, por nombrar algunos), aunque sea discutible el nivel de pureza de policial en ellos.
¿Una “literatura menor”?:
Al examinar la narrativa argentina última, me llama la atención la omnipresencia de la ficción policial. Sin embargo los autores, al referirse a sus novelas, relativizan la pertenencia a ese campo. Es que el género desvaloriza y, a pesar de las bibliotecas de obras maestras que ha dado, puras o contaminadas, aún suscita desconfianza.Luego menciona 2 desafíos que encaró a la hora de escribir. El primero tiene que ver con haber creado un protagonista policía, Juan Muñecas. Según Abós, “encontrar en la literatura argentina un personaje policía es realmente difícil, incluso en el vasto territorio del policial, que abunda en cambio en investigadores privados -esa importación del detective californiano- y periodistas que husmean y destapan ilícitos”.
Rastreé en mi memoria y en mi biblioteca y, al menos para mí, Abós tiene razón. Quizás algún lector más avezado pueda contradecirlo y dejar un ejemplo en los comentarios.
Escribir lo contemporáneo:
El segundo desafío que enfrenté es narrar la ciudad de hoy. Empresa utópica y quizás imposible en un mundo en el que la realidad es narrada y se nos impone, cada minuto de nuestras vidas, a través de miles de pantallas omnipresentes. Por algo en mis libros anteriores me dediqué a amueblar mi escritura con investigaciones a veces más históricas, a veces más ficcionales, pero siempre relativas al pasado. Siempre el pasado, porque el pasado es el territorio de la escritura.Hasta aquí llega mi subrayado. Lean el artículo completo en ADN Cultura, no tiene desperdicio.
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