Hablé con Álvaro Abós sobre la génesis de su compilación y sobre la literatura del crimen como género. Al igual que El Recomendador, el amigo personal de Subí que te Leo, no pude evitar poner a Álvaro en el problema de hacer un ranking de los mejores autores del género.
¿Cuál fue tu primer contacto con la literatura de crímenes?
Comencé a leer mucho de los cuentos que componen Asesinos en mi adolescencia, allá por los años cincuenta, en plena edad de oro del género policial en Buenos Aires. Cada mes llegaba a librerías y quioscos una nueva entrega de la colección Séptimo Círculo dirigida por Jorge Luís Borges y Adolfo Bioy Casares o de la Serie Naranja de Hachette, seleccionada y a veces traducida por Rodolfo Walsh.
Mi padre traía a casa revistas como Leoplán o Vea y Lea, semanarios sin ninguna ínfula culturosa pero que solían traer cuentos de estos y otros maestros.
Llevé a Adriana Hidalgo la siguiente idea: un libro en el que grandes autores que no pertenecen al género, escribieran un cuento en el que indefectiblemente hubiera un crimen. Cuando aceptaron la idea, recorrí mi biblioteca y archivo, fruto de largos años de hurgar en librerías de viejo, búsquedas que últimamente complemento en Internet. Junté tanto material que me alcanzaría para hacer varios tomos más.
Teniendo en cuenta la colección de policial negro que prometió Mondadori para abril y el éxito de las novelas del italiano Andrea Camilleri y del norteamericano Michael Connelly, ¿creés que se está incrementando el interés por el género?
¿Y qué sucede hoy con la literatura criminal?Quisiera hacer una precisión: No estoy de acuerdo con la expresión policial negro, me parece una redundancia. Si es policial es negro. Tampoco me convence a esta altura la anticuada división cronológica entre la escuela inglesa y el hard boiled o escuela americana. Prefiero la expresión literatura criminal, que comprende todo: la crónica periodística, el testimonio, la ficcionalización de la historia, la indagación en la mente criminal, el juego intelectual... Como narrador, en mis cuatro novelas y dos libros de cuentos publicados y en la novela que publicaré en 2009, he tratado de desarrollar estas ideas.
¿Podés dar un ejemplo de la literatura argentina?El homicidio o sea el escándalo de que un ser humano mate a otro, es una escena fundadora en la literatura, desde los griegos, pasando por Dante y Shakespeare y siguiendo hasta el día de hoy, en que la violencia es omnipresente en la vida cotidiana, y en los medios. La literatura siempre lo ha reflejado. Creo que lo criminal es central en la ficción que hoy mismo se escribe entre nosotros. Basta ver la lista de los últimos premios de novela, casi todos juegan con lo policial. Se trata de una literatura invasiva, que roe todos los géneros, subgéneros, estilos o tendencia; los motivos son múltiples: desde la generalización de la violencia urbana hasta la necesidad que tienen los lectores de recuperar la intriga, la trama, la narratividad, valores que tanta experimentación literaria no colmaban.
Para terminar, ¿cuáles son los mejores autores de la literatura del crimen?El mejor libro escrito en el siglo XIX fue la historia de un crimen político: Facundo, de Sarmiento. En el siglo XX, Borges y Arlt llenaron sus ficciones de crímenes.
Imposible contestar esta pregunta vastísima, por otra parte, cada uno debería hacer su ranking. Modestamente, expongo el mío: En el siglo XIX, Joseph Conrad. En el siglo XX, Leonardo Sciascia y en América Latina, Fernando del Paso y Rubem Fonseca.
Algo más
No hay comentarios:
Publicar un comentario