12 febrero 2009

25 años sin Julio: apuntes a modo de rayuela

Estuve buceando. Metí mi nariz aquí y allá y, adelantándome a las 300 que Marta Minujín instalará sobre la 9 de Julio el 21 de marzo, saqué en limpio estos apuntes a modo de rayuela.





Tierra



  1. Nace en Bruselas, Bélgica, apenas dos meses después del asesinato del heredero austrohúngaro que detonó la Primer Guerra Mundial. Dijo Julio una vez: “Fue un nacimiento sumamente bélico. Lo cual dio como resultado a uno de los hombres más pacifistas que hay en este planeta".

  2. A los cuatro años Julio regresa a Argentina y se instala en Banfield. “Como todo pibe me olvidé del francés en una semana y comencé a hablar español”, dijo marcando suavemente las “r” en 1973; jamás pudo deshacerse de aquel acento francés de la infancia.

  3. Entre 1939 y 1945, fue maestro en dos escuelas al borde de La Pampa, en Bolívar y Chivilcoy. En 1945 enseña literatura francesa en la Universidad de Cuyo, pero deja el cargo en 1946 cuando la universidad huele demasiado a un peronismo fascista.

  4. Ese mismo año se publica Casa tomada en la mítica revista Sur. Cinco años después, la historia de Irene y su hermano abriría Bestiario, el primer libro de cuentos que publicó.

  5. En 1951 se mudó a París. Años después, de visita en Argentina, le preguntaron por qué no vivía en Buenos Aires, Julio respondió cortésmente: “Yo estoy viviendo aquí, porque me da la impresión de que los ocho o diez libros que llevo escritos son libros muy argentinos. No hubiera podido escribirlos sin estar, en lo entrañable, viviendo aquí.”

  6. En 1955 se casa con Aurora Bernárdez, su primera mujer y la primera en leer Rayuela, la extraordinaria novela que se publicó en 1963. Dijo Julio en una carta: “Su opinión del libro puedo quizá resumírtela si te digo que se echó a llorar cuando llegó al final”.

  7. En 1973, Abelardo Castillo conoce a Cortázar. Recuerda Castillo: “Lo que nos asombró ese día fue no encontrar en Cortázar el humor de su libros, o el de Cronopios o el de algunos capítulos de Rayuela. Era un alto señor muy serio, casi circunspecto, muy tímido, que hablaba en voz muy baja y, cuando reía, se tapaba la boca con la mano. No habló mal de ningún escritor argentino, cosa muy rara entre escritores argentinos, aunque yo creo que, en parte, lo hacía por astucia, no por las mismas razones por las que Marechal nunca hablaba mal de nadie, Cortázar se cuidaba un poco, por su condición de argentino a medias”. Sin embargo, cuenta Castillo, cuando comieron en algún bodegón de la calle 25 de Mayo “apareció el verdadero Cortázar. Después de dos copas de vino, el humor de Cortázar era irrefrenable. Estaba hecho de cosas mínimas como las que a veces ponía en sus libros.”

  8. Seis años después de aquel encuentro en Buenos Aires con algunos amigos escritores, Julio se casó con la última de sus tres mujeres, la escritora canadiense Carol Dunlop. Ese mismo año viajó a Nicaragua y se comprometió a apoyar la Revolución Sandinista. No era la primera vez que Cortázar mostraba su costado político: en 1962 había viajado a Cuba para apoyar la Revolución Cubana.

  9. En 1983 Julio regresa a Buenos Aires en un momento clave: Argentina renacía después de siete años de dictadura. Con respecto al gobierno que se venía, señaló: “Tiene que haber una crítica, una crítica generosa, que no sea una crítica desgraciada para jabonarle el piso al gobierno. Porque si la oposición al gobierno es una oposición negativa, los milicos van a volver a salir, aunque parezca impensable ahora”.



Cielo



Desde hace 25 años, Julio Cortázar vive ahí, en el último casillero, en el final de su propia rayuela.



Algo más



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2 comentarios:

Pecas dijo...

Gracias por esta rayuela. Me resultó más que interesante.
No leí Rayuela, pero me despertaste las ganas de agarrarlo (desaparece de tu biblioteca en cualquier momento).

Taller Literario Kapasulino dijo...

Me encanta Cortazar. Rayuela es muy bueno...
Pero el que mas me gusta es Final de Juego...