El miedo al posible monopolio editorial.
Opinan Rosa Montero, el agente literario Guillermo Schavelzon, el director de la editorial Edhasa y de la porteña Librería Hernández.
Opinan Rosa Montero, el agente literario Guillermo Schavelzon, el director de la editorial Edhasa y de la porteña Librería Hernández.
“Dicen que los volúmenes que abarca, dejan atrás la cifra de los astros”, escribió Jorge Luis Borges en referencia a la biblioteca de Alejandría, aquella obra titánica del mundo antiguo que intentó resguardar la memoria de los tiempos, hasta que, según cuentan, el califa Omar la envolvió en llamas en el siglo IV antes de Cristo. En 2004, la empresa que creó el buscador de Internet más poderoso del mundo, construyó, quizá con el mismo propósito filantrópico, una suerte de biblioteca de Alejandría virtual llamada Google Books Search, que hoy brinda, en forma parcial o completa, más de siete millones de volúmenes.
Google acumuló libros, pero también acusaciones y demandas de violación de derechos al guardar una copia digital sin consentimiento. El año pasado, el Gremio de Autores y la Asociación de Editores de Estados Unidos anunciaron que era hora de regular judicialmente esa digitalización. En respuesta, Google creó un acuerdo que estipulaba un plazo para que las editoriales optasen entre una indemnización de 60 dólares por libro escaneado o el retiro del buscador. Si alguna eligiera el silencio, se quedaría sin el dinero y con su libro entre los resultados de Google Books.
Esa actitud encendió la polémica y muchos denunciaron que se trataba de un intento por monopolizar la circulación de contenidos editoriales en la Web. De modo que hace dos meses, el juez norteamericano que atiende el caso, pidió que se revea el acuerdo. Google no esperó demasiado y propuso una nueva versión que, entre otras cosas, permite la digitalización sin previo aviso a libros editados en Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Canadá. El juez dio un visto bueno provisorio y prometió el fallo para el 8 de enero.
Más leña al fuego
Con el acuerdo de digitalización aún en proceso, Google anunció en la feria del libro de Frankfurt, realizada en octubre, su nuevo negocio: Google Editions, una plataforma que en los primeros meses de 2010 iniciará la comercialización en formato electrónico de los libros que ya están en la biblioteca virtual y compartirá las ganancias.
El gerente de comunicaciones de productos de Google para América Latina, Daniel Helft, explica que el proyecto es beneficioso para los editores y autores, porque venderán los libros que hoy están fuera de circulación. Cualquiera podrá comprarlos y leerlos en la Web o en un lector de e-books.
Sin embargo, el miedo a que el gigante californiano consiga controlar parte de la industria editorial, late cada vez más fuerte. “No sólo quieren quedarse con todo, sino que ya lo están logrando”, sostiene el agente literario argentino, Guillermo Schavelzon, quien representa a más de 40 autores; entre ellos, Ricardo Piglia y Paul Auster. “Hicieron un gigantesco pirateo y pretenden venderlo como la cultura al alcance de todos”, completa.
En cambio, aun con dudas sobre si Google será una buena editora, la escritora española Rosa Montero decidió sumarse al acuerdo y probar. “Quizá, la ventaja de Google Editions es que los libros no desaparecerán a los cuatro meses de haber sido editados, como sucede ahora”, afirmó y agregó entusiasmada: “El fondo editorial sería infinito”.
Schavelzon disiente: “Los que apoyan a Google están confundidos”, y comenta que la mayoría de los autores con los que trabaja se niegan a la indemnización por libro digitalizado: “Están horrorizados ante un futuro económico incierto”.
Un mercado incipiente
Según oficializó la empresa californiana, el 31 de marzo de 2011 es la fecha límite para elegir la indemnización o el retiro del libro. Helft explica la visión de la compañía: “Internet es una realidad y mañana será dos realidades. Sea Google u otro, los libros van a estar digitalizados y los editores deberían elegir entre resistirse a la ola o subirse a ella y beneficiarse”.
Para el director de la editorial Edhasa, Fernando Fagnani, no hay apuro para firmar el acuerdo. Y admitió que con Google Editions prefiere ser prudente, esperar y ver cómo funciona el e-book en el aún poco desarrollado mercado argentino.
“Es inevitable incorporar la tecnología”, dice el director de Librería Hernández y colaborador de la Cámara Argentina del Libro, Ecequiel Leder Kremer. “El soporte papel está en crisis y tiende hacia lo electrónico”, agrega y explica que por ese motivo no deben descartarse alianzas con quienes desarrollan herramientas de comercialización. Pero aclara: “Lo ideal es crear plataformas de gestión propia y no depender de grandes empresas de tecnología”.
Hasta ahora, se sabe que sólo 26 editoriales argentinas, entre ellas las multinacionales y Katz Editores, se subieron a la ola de Google Books. Pero, según Leder Kremer, nadie arregló vender libros con Google Editions, “porque sería como firmar un papel en blanco”.
Lo cierto es que sobre la venta de libros electrónicos reina la incertidumbre. Ningún editor y librero tiene clara la aceptación y el impacto que tendrá en el país. “No veo un futuro interesante –señala Schavelzon–, sí mucho glamour y ruido mediático. Sólo es una lucha entre titanes (Iphone, Sony, etc.) para imponer un dispositivo de lectura”. Helft está convencido de que la edición en papel convivirá con la digital. Pero Montero piensa que es pronto para sacar conclusiones: “Vamos en bicicleta por una enorme autopista, veremos qué pasa”.
(Publicada en el diario anual Domingo que editamos los alumnos de la escuela de periodismo TEA el 9 de Diciembre de 2009. Colaboró mi amigo Rodrigo Arredondo)
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