10 enero 2009

Antología del crimen

Una nota de Vicente Muleiro publicada el viernes 9 en la versión digital de la Revista Ñ, anuncia la edición de "Asesinos"( Adriana Hidalgo), una antología de cuentos en los que, por supuesto, el crimen es la sustancia que ensalsa cada narración. No encontré una foto del libro ni el detalle completo de la selección que realizó el escritor Álvaro Abós .

La selección abarca una amplia ventana de tiempo, por eso Muleiro dice que se encuentran grandes autores del canon universal: Victor Hugo, Thomas de Quincey, Arthur Conan Doyle; así como también Abós le hace lugar a la narrativa rioplatense (Paul Groussac, Ricardo Güiraldes y Horacio Quiroga) influenciada por los cuentos de Poe, el padre del género policial enigma en el siglo XIX.

Escribe Mueleiro:

El crimen como posibilidad de saldar la brecha personal o social con el otro. El
crimen pasional. La muerte programada institucionalmente por el Estado ante
quien ha juzgado transgresor de sus leyes. La muerte programada solapadamente
por el Estado ante quien ha entrevisto amenazante. El asesinato como oscura
reivindicación, como retorcida afirmación existencial. El asesinato cometido
como reivindicación política o reparación. El homicidio planificado. El
homicidio de apariencia casual.
Leí:El asesinato como oscura reivindicación, como retorcida afirmación existencial” y recordé inmediatamente “El general hace un lindo cadáver” (1956), el cuento de Enrique Anderson Imbert, que no sé si Abós ha querido incluir en la antología.

Al comienzo del relato, el narrador cuenta cómo el cirujano Alfonso Quiroga deviene en criminal, curiosamente, a partir de un exceso de lectura y de la ocurrencia de una idea ambiciosa y macabra. Disfruten el comienzo:

En un lugar de Sudamérica, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho
tiempo vivía un cirujano cincuentón, tan rico que no necesitaba trabajar. En los
ratos de ocio, que eran los más del año, se daba a leer novelas de detectives.
Se enfrascó tanto en su lectura que se le pasaban las noches leyendo de claro en
claro y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer,
se le secó el cerebro de manera que perdió el juicio. Se le llenó la fantasía de
todo aquello que leía en los libros; y vino a dar en el más extraño pensamiento
que jamás dio loco en el mundo, y fue que, picado porque en todas las novelas
que leía la justicia acababa siempre por descubrir al delincuente, decidió
cometer un crimen tan perfecto que a él sí que no lo descubrirían.
Para los que nunca leyeron el cuento, sólo puedo decirles que finalmente elige un hombre y comete el crimen perfecto. Pero tranquilos, eso no revela nada, el cuento va más allá de ese crimen. No suelo contar finales, no suelo ser esa clase de criminal.

Muleiro escribe al cierre de su nota:

El volumen es, al fin y al cabo, un gran homenaje a la circulación de una
literatura que tuvo entre nosotros y desde el siglo antepasado, enérgicos
difusores y traductores que entendieron la frase de Oscar Wilde que cierra su
cuento Pluma, lápiz y veneno. Estudio en escarlata: "No hay acto más importante
que el de inspirar a la ficción"
Me quedé con ganas de saber si la antología ya está en la calle o estará muy pronto. Si cuenta con un prólogo de Abós (imagino que sí) y qué plantea sobre el criterio de selección: en qué pensó al elegir esos cuentos y no otros; por qué dejó afuera a los que dejó afuera, etc.

Esperaré a tenerlo en mis manos...
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2 comentarios:

Sebastián dijo...

Te faltó nombrar a Agatha Christie!!! Grooosssa
Abrazo
SEBA

Laura dijo...

Me quedé con ganas de saber el final del cuento.

Me interesa esa antología también, espero que salga pronto
saludos!!