Bronca. Esa era la emoción que se reflejaba en las caras, las miradas y el grito de las casi 150 personas que ayer al mediodía golpearon cacerolas y cortaron el tránsito en la intersección de la avenida Cabildo y Juramento, en Belgrano. Pasadas las 13 comenzaron a juntarse, apenas minutos después de que la Gendarmería Nacional detuviera al polémico líder de Federación Agraria de Entre Ríos, Alfredo De Angeli, junto a otros 19 productores que cortaban la ruta 14 en Gualeguaychú.
“Yo no tengo campo, pero tengo bronca porque todo sube. Al menos quedémonos acá un buen rato”, dijo casi a los gritos una mujer, que intentaba que la gente que pasaba por allí se sumara al cacerolazo. Ninguno de los que la escucharon se quedó a protestar, y ella dejó de hablar para dedicarse sólo a la cacerola. Una hora después, la cantidad de gente prácticamente se había duplicado. Cabildo y Juramento se había convertido en el punto de unión de dos mundos que conviven dentro de la clase media porteña. Sobre la calle, un mundo de pocos jóvenes y muchos mayores de 50 años, con bombos devenidos en cacerolas y alguna que otra corneta de esas que se oyen en las chanchas de fútbol, exigían con carteles que alzaban sobre sus cabezas el fin de la represión, y le daban su apoyo al campo.
El otro mundo se aglutinaba sobre las veredas y echaba miradas sobre la calle: algunas de aprobación, otras de rechazo o indiferencia, y varias de desorientación. Las novedades del conflicto entre el gobierno y el campo habían caído en plena maratón de compras para el día del padre. Las ofertas de los comercios de la zona eran la miel, y ellos las hormigas. De modo que muy pocos se detuvieron, la mayoría siguió su camino. El mundo de la protesta no volvió a intentar captarlos, ahora estaban concentrados en su propia miel: las cámaras de televisión.
La primera que llegó fue la del canal de noticias C5N. El móvil cruzó la barrera policial que se había instalado en el cruce de Cabildo y Echeverría, a una cuadra de Juramento, y avanzó hacia la gente. Pero al llegar a Juramento se estrelló contra una pared de gritos: “¡Fuera alcahuetes!” Había llegado la miel agria, no gustaba por oficialista. Tras una maniobra arriesgada, el móvil de C5N regresó en dirección a la calle Echeverría y finalmente se perdió hacia el lado de la Avenida Libertador. Hubo aplausos y algunos gritos atrasados que quedaron como ecos. Las hormigas de la protesta habían rechazado la primera miel. No mucho más tarde llegó la segunda y hubo caras de satisfacción; era una de las dulces.
Un cronista del canal de noticias América 24 apareció de pronto entre la gente, con un camarógrafo que se las arregló para hacer tomas panorámicas a pesar de su poca altura. Apenas la cámara estuvo detrás del cronista, alguien ya estaba frente al micrófono haciendo catarsis, el mensaje iba dirigido directamente a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y a su esposo el ex presidente Néstor Kirchner. Pero no había micrófono y cámara para todos, muchos tuvieron que quedarse con las ganas.
El cacerolazo y el golpe de palmas no aflojaron en ningún momento. Los cantos contra el “matrimonio K”, tampoco. Las cacerolas y las gargantas sólo se detuvieron para cantar el himno nacional, y cuando un hombre de alrededor de 30 años se enfrentó a la muchedumbre y comenzó a insultarla. Tuvo suerte. El Subcomisario Galván de la comisaría 33, junto a dos oficiales, lo alejaron rápidamente, justo cuando la gente se le iba encima.
(Foto: Emiliano Cosenza)
Cuando alguien propuso trasladar el cacerolazo al centro, Alfredo De Angeli ya había sido liberado. Minutos antes de las 19, su cara apareció en todos los canales de noticias. “Les demostramos que somos un pueblo pacífico”, dijo De Angeli entre los vivares. Y agregó con vehemencia: “No vamos a parar la protesta, la vamos a seguir”. A su vez, agradeció a todo el pueblo por salir a la calle para que él y los 19 productores detenidos obtuvieran la libertad.
Más a la noche, los canales de televisión dejaron a un lado a las hormigas de las cacerolas y fueron en busca de su propia miel: la conferencia de prensa de Alberto y Aníbal Fernández; después aparecieron las declaraciones de todo funcionario público o político que quiso opinar.
Desde sus casas, las hormigas de las cacerolas se enteraban de las últimas novedades: el paro del campo continuaría hasta el miércoles, decían los dirigentes de la 'mesa de enlace'. Ahora a esperar que se resuelva. Si regresa la bronca, tomarán otra vez la calle y buscarán la cobertura de los medios de hacer llegar el mensaje. Como decía el escritor británico John Berger: “Resistir no significa sólo negarse a aceptar la absurda imagen del mundo que se nos ofrece, sino también denunciarla.”
Las crónicas en algunos medios:
- Una tarde fría que se cocinó a la cacerola.
- Cacerolazos y protestas.
- Reaparecieron los cacerolazos y hubo incidentes frente a la Quinta de Olivos.
- Cacerolazo en capital en repudio a la represión en Gualeguaychú.
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