22 marzo 2011

Mood Indigo: el trabajo de una noche

Cada obra maestra guarda en sus entrañas la anécdota sobre cómo fue creada.

Recordé que en “La música es mi amante”, el libro de memorias de Duke Ellington, había subrayado unas palabras que referían a “Mood Indigo”.

Admiro, y envidio un poco (je), la facilidad que tienen algunos músicos para crear casi sin pasar por versiones o borradores previos.


Año treinta. Tiempos difíciles en Estados Unidos; la economía se había desplomado en mil pedazos.

Cuenta Duke:

En el otoño, asistimos a una grabación en formato de sexteto (…) En esa ocasión, como de costumbre, me puse a idear y anotar la música en la misma víspera de la visita al estudio. Ya tenía tres canciones, y mientras mi madre terminaba de preparar la cena, empecé a escribir la cuarta. En quince minutos completé la partitura de Mood Indigo. La grabamos, y esa noche en el Cotton Club, cuando iba a empezar la retransmisión radiofónica, Ted Husing, el presentador, preguntó:

-Duke, ¿y esta noche qué vamos a tocar?

Hice mención del nuevo tema, que interpretamos en directo, seis de los once músicos de la orquesta. Al día siguiente llegaron cartas y más cartas expresando entusiasmo por el nuevo número, así que Irving Mills le puso letra, y las regalías por el trabajo de una noche me siguen llegando cuarenta años después.
Disfruten Mood Indigo en una versión que me encanta con Satchmo (Louis Armstrong):

Video.

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