Recordé que en “La música es mi amante”, el libro de memorias de Duke Ellington, había subrayado unas palabras que referían a “Mood Indigo”.
Admiro, y envidio un poco (je), la facilidad que tienen algunos músicos para crear casi sin pasar por versiones o borradores previos.
Año treinta. Tiempos difíciles en Estados Unidos; la economía se había desplomado en mil pedazos.
Cuenta Duke:
En el otoño, asistimos a una grabación en formato de sexteto (…) En esa ocasión, como de costumbre, me puse a idear y anotar la música en la misma víspera de la visita al estudio. Ya tenía tres canciones, y mientras mi madre terminaba de preparar la cena, empecé a escribir la cuarta. En quince minutos completé la partitura de Mood Indigo. La grabamos, y esa noche en el Cotton Club, cuando iba a empezar la retransmisión radiofónica, Ted Husing, el presentador, preguntó:Disfruten Mood Indigo en una versión que me encanta con Satchmo (Louis Armstrong):
-Duke, ¿y esta noche qué vamos a tocar?
Hice mención del nuevo tema, que interpretamos en directo, seis de los once músicos de la orquesta. Al día siguiente llegaron cartas y más cartas expresando entusiasmo por el nuevo número, así que Irving Mills le puso letra, y las regalías por el trabajo de una noche me siguen llegando cuarenta años después.
Video.
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