26 octubre 2008

Mariano Otero 'hace de goma' la música de Walter Malosetti

Sucedió en el Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires, la noche del 17 de octubre de 2008.

La bandeja del primer piso del teatro IFT olía a viejo, quizás porque muy cerca la humedad destruía algunos rincones del techo. Las butacas tenían su tapizado original de fines de los setenta y al parquet no le hubiera venido mal una buena lustrada. Pero nada de eso era importante. En pocos minutos estaba por aparecer el noneto liderado por el contrabajista Mariano Otero, que prometía algunos “desarreglos” sobre la música de Walter Malosetti, una de las leyendas vivas del jazz argentino.

El teatro comenzó a llenarse. Además de la humedad, que al poco tiempo ya no se sentía, había en el aire una sensación de momento único: la música había sido encargada especialmente para el festival, y eso le daba un gustito a vértigo. ¿Le caerían bien a Walter las reversiones de sus temas? Como si se tratara de esos castings de talento que muestra la televisión los fines de semana, él estaba ahí en la primera fila para verlo y oírlo todo.

El primero en aparecer sobre el escenario fue el director artístico del festival, el pianista y compositor Adrián Iaes.

“Le encargamos a Otero que realice este homenaje —explicó—, porque nadie conoce como él la música de nuestro queridísimo Walter”.

Luego agregó que el concierto sería grabado con la intención de que más adelante se edite el material y pueda disfrutarlo mucha más gente.

“La idea es que el festival comience a dejar obra”, comentó Iaes.

Clifford, un tema de Walter bastante conocido, fue el primer desarreglo. Fue también el inicio del vaivén de cabezas, de los golpeteos rítmicos con el pie, de los ojos vidriosos, de los gestos de placer y las sonrisas petrificadas; de las ovaciones y chiflidos.
“Walter es un sol para todos”, dijo Otero antes de comenzar el segundo tema y agradeció la oportunidad de poder “hacer de goma” su música. Dejó muy claro que el agradecimiento iba para Adrián Iaes y no para el gobierno de la ciudad. “Después de esto me voy a tener que mudar a la provincia —bromeó—, me van a matar con el ABL”.

Luego se dirigió a Malosetti:

“¿Hasta acá vamos bien, Walter? ¿Te gusta?, sino lo vamos liquidando rápido, hacemos unos temitas más y listo…”

“¡Seguí tranquilo, pibe!” —gritó Walter.

Otero siempre sonríe, pero esta vez, en esa sonrisa no cabía otra cosa que amor e infinita admiración. No sólo estudió con Walter Malosetti, sino que también formó parte durante muchos años del trío que conformaban junto al reconocido baterista Pepi Taveira, uno de los integrantes del noneto.

Tras la aprobación del maestro, sonó el segundo tema: Ale Blues.
Disfrutálo ahora:



(Video exclusivo de Subí que te Leo)

Adiós Lalá cambió por completo el clima. Otero convirtió el tema en una balada de esas que podrían hipnotizar a un tigre muerto de hambre.

El siguiente fue Grama, del disco que lleva el mismo nombre. Minutos antes, Otero aseguró que no le daba culpa arruinarlo, porque lo habían tocado muchísimas veces. A la hora del quinto tema, le llegó el turno al maestro. Malosetti subió al escenario y agradeció la ovación.

“Que estos jóvenes toquen mi música me parece un sueño re loco” —dijo, después.

Se abrazó con Otero e hizo una reverencia para el resto de los músicos del noneto:

  • Juan Cruz de Urquiza (trompeta, fluegelhorn)
  • Juan Canosa (trombón)
  • Ramiro Flores (saxo alto y tenor)
  • Carlos Michelini (saxo alto y tenor)
  • Rodrigo Domínguez (saxo tenor)
  • Martín Pantyrer (saxo barítono)
  • Francisco Lovuolo (piano)
  • Pepi Taveira (batería)

“Lloré todo en la butaca y ahora no puedo largar ni una lagrima”, confesó antes de apoyar suavemente la guitarra sobre su falda. Esperó la señal de Otero y tocaron un tema que el contrabajista rebautizó Pappo `s Blues: “En la casa de Walter no vi ni un disco del Carpo, pero este tema fue hecho para él”, bromeó.

Malosetti, Otero y Taveira
(Foto: Emiliano Cosenza)

El Maestro fue el último tema. Otero lo había escrito hacía un tiempo para Malosetti, pero el guitarrista nunca quiso tocarlo porque le parecía difícil. Fue un buen cierre para una noche repleta de buenos “desarreglos” y emociones. Malosetti se abrazó con los músicos y, juntos, saludaron al público. A esa altura, nadie en el IFT estaba sentado, todos aplaudían de pie y Otero sonreía, alcanzaba a verse en su expresión la satisfacción de la misión cumplida.


Algo más

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo estuve esa noche, fue buenisimo. La selección de temas estuvo muy bien hecha, el clima que se generó fue genial.
Linda la foto, che..
Pipi